miércoles, 28 de octubre de 2009

ACOMPLEJADA


Yo crecí sin complejos.
Nunca había tenido complejos, ni siquiera había oído esta palabra, ni sabia lo que significaba. Me acuerdo que me tuvieron que explicar el significado de la palabra “Complejo” y como no lo entendí, lo tuve que mirar en el diccionario.

6. m. Psicol. Conjunto de ideas, emociones y tendencias generalmente reprimidas y asociadas a experiencias del sujeto, que perturban su comportamiento.

Cuando ya entendí lo que era, me pareció una chorrada. ¡Claro! Es mucho más fácil aceptarse. ¿Como no? Si has nacido como has nacido, ¿de que te sirve acomplejarte, inhibirte? No podemos ser todos iguales. Cada uno es especial en su ser. Como buena africana, yo me aceptaba tal como era. El conformismo es a veces una buena arma contra esas nimiedades que te hacen la vida imposible. Encontraba absurdo que alguien se acomplejara por una cosa, si no estaba en sus manos cambiarla… ¿Para que acomplejarme por mi culo si jamás, tendré el de JLo?

Me asombra pensar que antes no sabía lo que eran los complejos, cuando ahora están muy presentes en mí ser.

Al contrario que otras cosas, como la depresión, los complejos no se me incrustaron al saber lo que eran. No me vinieron, ni de las revistas, ni de la publicidad. No. Me vinieron de la gente, la gente de mí alrededor. Gente, maja, simpática, agradable, con un corazón enorme cuya única intención es hacer que yo este bien. Vamos, buena gente.

Todo empieza con alabanzas: "¡waow que músculos que tienes! ¡Dios, que culo más impresionante, que vientre más plano! ¡Cullons nena! no tienes celulitis! ..."

Yo me quedaba sin entender nada, porque tampoco sabía lo que era la celulitis, ni tampoco entendía porque era tan importante o tan guay no tener barriga o tener el culo duro o la piel tersa…

Entonces pasa el tiempo. Las cosas cambian, y los comentarios también. Ya solo me dicen: " Ya no tienes el culo como antes..." "Con los músculos que tu tenias..." “¿Esto de allí es celulitis...?” o cuando la tía del pueblo te dice:"Tu te has engordado,¿verdad?.."
Y te hacen un planteamiento que te deja k.o. Te empiezas a mirar en el espejo intentando ver que es lo que ya no va. Y en la intimidad del baño, una se mira el culo a ver si asoma algún gramo de celulitis por algún sitio.
Y el comentario de: "Te veo las tetas raras...”, viene seguido de la alarmante prueba del lápiz. Una ya no puede prescindir del Wonderbra (cuando tampoco sabia lo que era). Te vuelves obsesivo. Porque decirle a alguien: “¿Tienes el culo más grande verdad? Parece que lleves un cojín…”, (¡Jajaja!) es para que una se vuelva obsesiva. Te dicen cosas que podían plantear de otra manera. Lo peor es que después, ellos se olvidan, pero tú, igual que la gallina mordida por la serpiente, no olvidas, te quedas un poco marcado, te planteas cosas y te acomplejas.

No quiero que se me comente el culo, o las tetas, o los pómulos... La obsesión del gimnasio siempre viene de los comentarios ajenos.
Prefiero que se me comenten otras cosas. Prefiero que los comentarios de mis amigos me hagan ser mejor persona y no tener mejor físico. Porque en lugar de ir al gimnasio para mantener mi culo prieto, obraría para ser mejor persona y sentir que hago feliz a la gente a mi alrededor.

De donde soy, la gente se acepta tal como es. No existe ningún patrón de belleza. Una mujer es guapa si es limpia y sonríe a todo el mundo. Una mujer guapa que cumple todo los requisitos de la "RAE" o de " María Moliner", pero que es rancia, agarrada y insufrible es una fea reconocida y una asquerosa identificada.

Yo no quiero tener complejos, ni físicos, ni de ningún tipo. Pero… en el país de los blancos, enfermedades de los blancos…
Quisiera volver a ser la de antes, que nunca se miraba el culo en un espejo y que no sabia cuanto pesaba. Aquella que no se planteaba si tenia el culo de acero o no, o quien esta gordo o quien esta flaco. Los complejos nos arruinan por dentro y nos reconcomen poco a poco, haciéndonos desear espejismos utópicos. No quiero tener complejos. Quiero ser libre y estar tranquila conmigo misma. Quiero mis antiguos valores que me hacían estar bien y aceptarme tal como soy.

Una persona tendría que ser guapa solo si es simpática y agradable de tratar. No quiero piropos físicos, ni alabanzas. Porque cuando te piropean, te obsesionas para ser siempre aquello que piropean. Los grandes alabados siempre son los más acomplejados.

No se a vosotros pero a mi los complejos, me los crea la gente.

Bueno... Igual,que quede claro que no tengo celulitis. ¡Jejeje!

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martes, 20 de octubre de 2009

JO MAI MAI...



A mis 28 otoños, veo, creo y doy fe de que en mi país hay represión sexual. Hoy, más que nunca, se que la atmósfera cultural tiene un papel decisivo en nuestro comportamiento social.

El otro día, estuve jugando a un juego de blancos. Y digo juego de blancos, porque solo los blancos tienen este espíritu de apertura del alma  y de la parte más intima del ser. Un negro jamás, jamás se abriría tanto, porque sabe que si lo hace, los remordimientos le asediaran como las moscas de Eurípides.

El juego en cuestión es el “Mai Mai”, lo que sería un “Nunca Nunca”… Se trata de abrirse y confesar cosas que uno ha hecho, actos que uno hizo, mediante afirmación muda que consiste en dar sorbos a la bebida. Por ejemplo uno empieza diciendo: “Yo "mai mai" he fumado”. Y todos los que alguna vez fumaron, tienen que dar un sorbo, como asentimiento mudo de que ellos sí lo hicieron. Un juego que tiene toda la pinta de ser súper divertido, porque la gente bebe y acaba contenta con esa alegría que da el alcohol, y a parte se descubren cosas…Pero como es sabido, con la retorsión del ser humano, el juego del “Mai Mai” siempre deriva hacia el terreno sexual…

Yo nunca, nunca jugaré al “Mai Mai”.

Como buena africana, siempre me quedo de espectadora. Me gusta, porque escucho, analizo, miro… Ese juego dejaría boquiabiertos a todos los que poblaron mi infancia y mi juventud.
El día en cuestión, estaba con unos amigos. Desperezados, ya que era sábado y con ganas de fiesta, vasos en mano, decidieron jugar al Mai Mai. Era un grupo de chicos y chicas, cada cual más guapo que el anterior. Caras de ángeles y jovencitas con piel de mármol, mejillas rojizas, pelo salutífero y labios corintos y carnosos. Vigorosos chicos, no hercúleos, ya salidos de la adolescencia y con una educación refinada. Todos con un futuro prometedor y con la idoneidad que da la buena educación. El juego empezó tanteando varios terrenos, como tímido hasta que empezó a salir de todo…

Algunos habían hecho sexo anal, otros habían hecho tríos, unos habían hecho el amor en los baños de un súper mercado, otros en los de la universidad y otros en los de una discoteca o de una casa ajena. Unos en un ascensor. Otros lo habían hecho con más de uno del grupo. Lo habían hecho con otros, teniendo pareja. Más de uno lo había hecho mirándose al espejo. Lo habían hecho con desconocido, maduritos, “yogurines”; habían compartido amantes. Todos habían usado juguetes sexuales. Se habían tocado mirando la foto de alguien de allí. Unos se habían dejado meter mano por desconocidos, otros se habían ido con profesionales. Hasta había gente que había hecho sexo sado. Otros habían mantenido relaciones interraciales, chinos, negros, beiges, marrones… lo habían hecho con el vecino de arriba, el de abajo. Unos habían sido pillados, otros se habían gravado. Lo habían hecho sabiendo que les estaban mirando…

Y yo me quede atónita.

Primero porque dijesen lo que dijeran yo no lo había probado, ni lo había hecho, ni lo había experimentado. Ay…maldita represión…

Y por otra parte, porque no entendía como admitían todo, unos a otros, sin pudor, sin recatamiento. Yo nunca, nunca explicaría algo así en público. Encima se presuponía que eran secretos. ¿Cuál es la finalidad de este juego? ¿Emborracharse? ¿Saber cosas intimas de los demás? ¿Dónde están los valores morales? ¿Qué gano confesando que me gusta mi vecino? ¿Qué gano diciendo que he tenido un amante o varias de las cosas que dijeron aquel día? ¿Vale la pena exponer tu vida intima por unos sorbos, en un país en el que puedes beber lo que te de la gana?
Vale que te enteres de los secretos de los otros, pero ellos también se enteran de los tuyos. A menos que mientas, claro. Pero los blancos nunca, nunca mienten. Y sobre impulsados por el compromiso, se niegan a si mismos el “ahorrar la verdad”.

¡Que diferencia! Cuando en África, no se confiesan ni los besos... Su galbana frente a estos temas me dejó un poco estupefacta.
Me hubiera gustado ver la cara que pondría la monja-directora, profesora, registradora, castigadora poco piadosa y rancia que teníamos allí en el instituto, si hubiera estado con nosotros aquel día.

Un “Mai Mai” jamás, jamás iría en el terreno sexual. Y si va, todos mentirían pretendiendo salvaguardar su honor y su pudor.

Me chocó. Pero después lo entendí. Entendí que era una muestra de confianza que se tenían entre ellos. Se querían y confiaban en ellos mismos y en sus amigos. Les daba igual lo que se podría pensar de ellos. I a parte, porque todo lo que confesaron tampoco era nada malo y forma parte del ser humano. Cada uno es libre de vivir sus aventuras y cuando más placenteras sean, mejor. El día siguiente, como buenos blancos, ya se habrán olvidado de todo.

Lo entendí, y me sentí contenta de ver que una vez más, mi mente de negra se había abierto un poco más. ¡Dios! ¡Que cosas! ¡Esto si! Yo jamás, jamás jugaría al Mai Mai.


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lunes, 12 de octubre de 2009

¿QUIÉN TIENE MÁS MÉRITO?


En un pequeño pueblo de Africa del oeste, en el Golfo de Guinea, entre los países Ibos y los países Minas, había un pequeño pueblo en el que vivía una mujer de una belleza espectacular. Se llamaba Wume. Wume tenia tres hijos, cada uno de ellos con una cualidad.

El primer hijo tenia el don de la visión. Veía más allá de donde veía el ojo humano. Era capaz de ver hasta la otra punta de la tierra. El segundo hijo era un magnifico lanzador de cuchillos. Era capaz de acertar cualquier objetivo, por muy lejos que este. El tercer hijo tenia el don de recoger en mano cualquier cosa que se le lanzase. Era muy diestro y nunca fallaba.

Un día, un poderoso brujo del pueblo se enamoró de ella. Y como ella no le correspondía, la raptó y la mantuvo prisionera durante varios días. Y al final la dejó atada a la luna.
Los hijos empezaron a buscar a su madre, cuando vieron que no estaba. La buscaron por todas partes y por todos los rincones del mundo, por toda la tierra, pero era imposible encontrarla. La buscaron por debajo de los mares, pero no estaba allí. La buscaron por el cielo, y tampoco la vieron. los tres hijos tristes y desesperados no se cansaron y la buscaron durante varios días.

Una noche de media luna, después de una intensa buscada infructuosa se quedaron a hablar a ver que hacían. El primer hijo levantó la mirada y vio a su madre atada a la luna. Se lo dijo a sus hermanos. Les indicó la posición exacta. El segundo hijo sacó su cuchillo y lo lanzó. Y con la precisión del lanzamiento, el cuchillo cortó la cuerda que mantenía a su madre prisionera. La madre se cayó al vacío. El tercer hijo La atrapó justo cuando iba caer al suelo. Y Wume se salvó.

¿ Quién de los tres hijos tiene más merito ?

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