lunes, 26 de noviembre de 2012

LÁGRIMA DE LA NOVIA.

Magia.

Es lo que desprendo esta imagen que desprende un increíble sentimiento que va más allá de todo lo que pueden decir las palabras. Una imagen que nos muestra que a veces, una lágrima es todo lo que tenemos.
Es una foto de Quim Fàbregas, gran fotógrafo y gran persona. Aquí va la historia explicada por Quim.

Título: Lágrima de la novia. 
Año realizado: 2006

Historia de la fotografía: 

África es el continente que más me ha enamorado desde que soy fotógrafo profesional. Hay tantas emociones durante los viajes que he realizado, que no paro de volver cada año para cultivar mi interior. Como las emociones que se descubre en esta fotografía. 

Recuerdo que eran las tres de la tarde y hacia calor. Nos sentamos en el pasillo de la casa donde nos alojábamos. Éramos algunos miembros de la Ong con los jóvenes y niños africanos de la casa y amigos suyos. Me dijeron que Kayatu se casaba y que podía hacer las fotos de su boda. Se casaba con su primo hermano de 21 años, ella de 15. 

Hablando de tantas cosas de la boda, le pregunté si quería casarse; se hizo un silencio. Con su cara veía que no era su deseo y al cabo de 30 segundos me contestó que quería ir a la Universidad y que una vez casada ese sueño dejaba de cumplirse. Tres días más tarde se casaba.

Una boda africana dura unos tres días de fiestas y rituales, en las cuales se purifica sobre todo los pies y la cabeza entre otros. En un momento de la ceremonia, es cuando los familiares, amigos y la gente de todo el pueblo (más de 300 personas) van pasando por la casa y van saludando a la novia, tres músicos animan la velada, solo hay mujeres. Los hombres no pueden acceder a un ritual de la mujer, yo era el único. Recuerdo que estaba a unos dos metros y la miré a sus ojos, ella me miró y de repente, le cayó esa lágrima. Tengo que decir que la lágrima, no la vi hasta terminar el reportaje y verlo en el ordenador. Cuando la vi me emocioné tanto que también se me derramó alguna.

En el año 2009, volví a ese lugar y me encontré con Kayatu, ya con un bebe, se acordó de mi, me abrazó y yo a ella. La he visto súper guapa y feliz.

Gracias Kayatu.

Quim Fàbregas.

http://yaivi.blogspot.com


lunes, 19 de noviembre de 2012

¿EXPATRIADO O INMIGRANTE?


Millones de ciudadanos norteamericanos, europeos occidentales, australianos y japoneses viven y trabajan en otros países, donde suelen formar su propia comunidad donde reúnen con sus compatriotas, mantienen sus costumbres y comparan sus experiencias. Tanto ellos mismos como los medios de comunicación les suelen llamar “expatriados”, porque viven fuera de su patria. La palabra está compuesta por el prefijo ex-, 'fuera' o 'más allá', y patria.

Por otro lado, en los países ricos también hay millones de ciudadanos procedentes de países pobres donde viven y trabajan de forma permanente o temporal, pero en la mayoría de los casos en situaciones precarias. A esa gente les solemos llamar “inmigrantes”.


Según Wikipedia y el RAE, la definición de “expatriado” e “inmigrante” es casi idéntica, ya que las dos se refieren a personas que residen y trabajan lejos de su lugar de nacimiento.
Según algunas definiciones, la diferencia fundamental está en la intención o estancia en el extranjero. Un “expatriado” es alguien que vive una temporada fuera con la intención de volver a su patria, mientras que un “inmigrante” es alguien que se desplaza de forma permanente.

Pero eso tampoco es cierto. Durante los años 70, cuando miles de españoles fueron a trabajar en Alemania para cubrir puestos en las cadenas de montaje, la mayoría sí que tenía intención de regreso, pero todo el mundo les llamaba “inmigrantes”, no “expatriados”. Lo mismo sucede con los miles de marroquíes, rumanos y sudamericanos en España que también están en camino de retorno. Siempre les llamamos "inmigrantes", nunca "expatriados".
Pero los miles de ingleses, alemanes, franceses y americanos viviendo, trabajando y haciendo negocio en China sí que son "expatriados", aunque muchos ya llevan más de 20 años ahí. En Madrid, los bares irlandeses donde reúnen los ciudadanos anglófonos son referidos como "bares de expatriados", nunca como "bares de inmigrantes".

En todos los programas o artículos sobre “expatriados”, se suelen hablar del enriquecimiento del intercambio cultural, la expansión de las empresas multinacionales, y la riqueza generada por la globalización. Cuando hablan de “inmigrantes”, los temas que surgen suelen ser relacionado con la marginalidad, la delincuencia, los guetos, y la competición por puestos de trabajo.

En España, cuando hablan de "guetos de inmigrantes", la gente suele pensar en magrebíes, africanos, latinoamericanos, rumanos, o chinos que se concentran en los mismos barrios.
Sin embargo, ignoramos que las 2 nacionalidades extranjeras que menos se han integrado en la sociedad son los ingleses y alemanes, ya que casi todos se concentran en sus comunidades cerradas en la costa mediterránea, y a pesar de que muchos llevan más de 10 años aquí, no hablan español y jamás se han relacionado con españoles.
Sin embargo, como proceden de países ricos, nadie les echa la culpa por formar guetos, por quitar puestos de trabajo, por aprovecharse de la sanidad pública, o por no respetar las costumbres locales.

La moraleja es que un ser humano es considerado “superior” o “inferior” dependiendo a gran medida en el dinero que tiene su país de origen. Hasta cuando emigra al extranjero, el nombre que le da es distinto.

Texto de Desmond Yew.
Gracias Desmond. 


lunes, 5 de noviembre de 2012

¿POR QUÉ LOS INMIGRANTES NO VUELVEN A SU PAÍS?


En una de sus canciones, Maxime  Le Forestier dice: “…No escogemos a nuestros padres, no escogemos a nuestra familia y tampoco escogemos las calles donde tenemos que aprender a caminar… Nacer en un lugar, para quien ha nacido, siempre es un azar…” 


No escogemos donde hemos de nacer. No escogemos nada. A algunos les toca en países de guerra y a otros en países con estados de bienestar. Y cuando la realidad golpea, unos se mueven hacia un lado y otros, hacía otro lado. Nadie dijo que fuera fácil y la nueva realidad se vuelve igual de agria o peor que la antigua…

Ya sería repetirme, porque sino os hablaría de lo que es en realidad la inmigración y de los varios sueños perseguidos: trabajo, vida mejor, riqueza, bienestar…Ya sería repetirme porque sino, os explicaría el concepto de la gran ilusión que persiguen los que cambian de país, principalmente, los que van de los países pobres hacía los países ricos y que se dan cuenta en seguida de que Europa no era como se lo pensaban. Al fin y al cabo, el dinero no se recoge en los árboles, tal y como pensábamos muchos...

Os diría que muy rápidamente, el inmigrante pobre, sí…pobre, se da cuenta de que Europa es igual que su país de proveniencia. Nada es fácil. Todo es difícil. Cada paso es una contradicción. Todos los caminos están trabados de obstáculos y de óbices. Cada día es una penuria y el tiempo, ah… el tiempo. El tiempo se vuelve un cruel compañero que te recuerda lo sólo que estás, con un tic-tac que ensordece el alma. La mente se deja llevar por las preocupaciones y los inmigrantes se vuelven sombras que van por la calle, infelices como la suerte de aquel que entre sus mejores opciones, no tiene ninguna de dicha. 

Todos los inmigrantes sueñan con volver, todos. Ya sean africanos, sudamericanos o asiáticos... Unos por el olor de su tierra y por los colores de su decorado, otros por el calor de su gente y por la intensidad de las tardes de su pueblo.

Todos sueñan con volver, pero no vuelven…
Nos quejamos, pero no nos vamos.

Claro que se está mejor acompañado en África que sólo en Europa. Claro que estamos mejor allí, con nuestra gente, con nuestras costumbres, con nuestras pequeñas vidas pobres que aquí. En Europa estamos solos. Una soledad criminal a la que no estamos acostumbrados. Y nos pasamos la vida luchando contra una sociedad incrustada de historias discriminatorias. Y nos pasamos los días trabajando sin poder ahorrar...
¿Acaso no es mejor sufrir con tu gente que sufrir sólo? Es mejor chabola en la que se oyen risas que palacio en el que se oyen llantos. Sólo quien no ha viajado nunca se piensa que Europa es la cuna de las oportunidades y de la riqueza fácil.

Entonces ¿por qué no vuelven atrás si ya están convencidos de que estarían mejor en su país de proveniencia? ¿Por qué?

Los blancos dicen “Haz una lista de las cosas positivas y negativas de cada lugar…” Cosas de blancos... E incluso, en su gran afán de humanidad, muchas sociedades han instaurado el Retorno Voluntario. Pero para los negros, la cosa va más allá de listas o de opciones.

Los negros no vuelven atrás por varias razones sencillas… El miedo al “¿qué dirán…?”, un miedo atronador que retumba en las conciencias, más allá de la razón. Un pánico espantoso a lo que, en realidad, es un fracaso. Porque para nosotros, volver y admitir que te fuiste para nada y que no te hiciste rico, es un fracaso. Una peyorativa ostentación que te deja “mal” delante de los otros... Una vuelta vergonzosa, porque antes de marcharse, muchos se endeudaron para pagarse el visado y el billete. Con una vida hipotecada, no se puede volver atrás…
Volver es un revés en toda regla ante los ojos de aquellos que aún siguen luchando para salir del país y que no entienden que tú hayas vuelto de allí donde el dinero crece en los árboles…

Es vergonzoso volver, por esto muchos no vuelven. Una vergüenza para los propios familiares que les instan a no retornar, a quedarse allí, porque dicen que la miseria de Europa, es mejor que la de África.

Tampoco hay que dejar de lado el hecho de que, para el inmigrante, su propio país se le ha vuelto desconocido. Ya ha pasado tantos años aquí que ahora ya no conoce los códigos de allí. Su gente ha cambiado, su tierra ha cambiado y él ya no forma parte de aquello. Ahora es parte de esta sociedad que corre y que alza el individualismo y el egocentrismo por encima de todo. Y la rueda de su tierra gira y le deja atrás. Se queda en Europa porque “ya...da igual” porque es mejor malo conocido que…Bueno, ¡ya! 

Al final, el inmigrante ya no es de ningún lugar. ¿Dónde va a volver, si ya no tiene a donde ir? Ya no tiene país, ya no tiene tierra y su identidad se ajusta a la realidad de los que han vivido miles de vidas… Y todo esto crea una frustración profunda que se basa en una gran verdad: ha perdido sus referencias, ya no tiene memoria y ya no crea historia…

Todos los negros sueñan con volver a su país. Grotesca realidad que les hace darse cuenta después de muchos años, que lo maravilloso es aquello que dejaron atrás.

Todos los negros sueñan con volver pero muy pocos vuelven…

Esclavos modernos que en realidad sólo son cobardes. Una cobardía que les impide hacer como los blancos que son capaces de dejarlo todo e irse… Complejos y miedos absurdos que no nos dejan tomar aquella dramática  aunque simple decisión: la de ser feliz… Una búsqueda de esta felicidad que hipoteca nuestra existencia.

¿En una misma tierra, nacemos iguales en derechos? Allí está el origen de tanta búsqueda…

Todos los negros sueñan con volver…

http://yaivi.blogspot.com